¿Quién es Casandra y por qué grita?

En la mitología griega Casandra fue hija de los reyes de Troya y sacerdotisa del templo de Apolo con quien pactó, a cambio de un encuentro carnal, la concesión del don de la profecía. Sin embargo, cuando accedió a los arcanos de la adivinación, la sacerdotisa rechazó el amor del dios. Éste, viéndose traicionado, la maldijo escupiéndole en la boca: Casandra seguiría teniendo su don, pero nadie creería jamás en sus pronósticos.

Tiempo después, Casandra previó la caída de Troya y todo por lo que luchaba, pero le fue imposible prevenirlo: tal era la maldición de Apolo. Pese a su anuncio repetido e insistente de la inminente desgracia porvenir, ningún ciudadano ni sus propios padres dieron crédito a sus vaticinios.

lunes, 17 de octubre de 2011

¿Cuáles son los factores fundacionales que explican la precariedad institucional de la izquierda?


con la invaluable colaboración del texto escrito por Pablo Hernández (@Pablo_Hdez), Subsecretario Nacional de Jóvenes del PRD y gran amigo.

Las primeras expresiones de la izquierda mexicana se remontan a la conformación del Partido Comunista Mexicano (1919) en el marco del triunfo de la Revolución Rusa y de la Revolución Mexicana. Su acción se concentraba en la lucha sindical hasta que fue declarado ilegal en 1940. Apoyó al Movimiento Estudiantil de 1968 y participó en las elecciones presidenciales de 1976 postulando a Valentín Campa como su candidato, obteniendo más de un millón votos a pesar de no contar con registro legal. En 1979 el PCM entra al Congreso de la Unión con 18 diputados y en 1980 obtiene el gobierno del primer municipio: Alcozauca, en el estado de Guerrero.

Para 1981 la izquierda mexicana emprende un proceso de unidad mediante la fusión del Partido Comunista Mexicano, el Partido Socialista Revolucionario, el Movimiento de Acción Popular, y el Partido del Pueblo Mexicano para dar origen al Partido Socialista Unificado de México (PSUM) mismo que en alianza con organizaciones sociales como la  Coalición Obrera, Campesina y Estudiantil del Istmo (COCEI) triunfa en Juchitán, Oaxaca. En 1984 triunfa en Tenango del Aire, Estado de México y en 1985 obtiene la mayoría de votos en el municipio de Papalotla, Tlaxcala.

A pesar de los incipientes triunfos de la izquierda en algunos municipios del país, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) mantenía un control político prácticamente absoluto de la vida en México, tanto la oposición de izquierda como de derecha sólo alcanzaban a arañar la hegemonía del PRI-Gobierno.
En 1987 y gracias al esfuerzo de unidad de la izquierda mexicana el PSUM se fusiona con el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT) logrando la aspiración histórica de la izquierda de contar con una sola organización política el Partido Mexicano Socialista (PMS).

A finales de 1987, debido a la adopción de políticas neoliberales y a la negativa del Partido Revolucionario Institucional (PRI) de democratizar el proceso interno para elegir el candidato a la Presidencia de la República, un sector importante del partido del estado encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo conocido como la “Corriente Democrática” provocó la ruptura más importante del partido hegemónico desde su fundación en 1929.

El año de 1988 es clave para entender el inicio de la transición a la democracia en México. El PRI postula a Carlos Salinas de Gortari a la Presidencia de México. Por su parte, después de la ruptura con el PRI, Cuauhtémoc Cárdenas obtiene la candidatura por el minoritario Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM). La izquierda  presenta la candidatura de Heberto Castillo por el Partido Mexicano Socialista (PMS) y la derecha a Manuel Clouthier por el Partido Acción Nacional (PAN).

Ante el éxito de la campaña de Cuauhtémoc Cárdenas y la posibilidad real de que por primera vez en 60 años el PRI perdiera la Presidencia, el candidato de la izquierda, Heberto Castillo declinó a favor de Cárdenas un mes antes de la elección presidencial. La gran coalición que postula a Cárdenas adopta el nombre de Frente Democrático Nacional (FDN).

Al cierre de las casillas y entre denuncias de la oposición por el robo de urnas, inició el cómputo preliminar de la Comisión Federal Electoral. Los datos del Frente Democrático Nacional (FDN) señalaban que Cárdenas habría obtenido el 42% de los votos, Carlos Salinas (PRI) 36%, Manuel Clouthier (PAN) 18%.

Ante el riesgo de desatar un conflicto civil no visto en México, Cuauhtémoc Cárdenas evitó convocar a la población a protestas masivas contra el fraude electoral y en lugar de ello convocó a los ciudadanos que respaldaron su candidatura presidencial a conformar un partido político que continuara la lucha por la alternancia democrática y la soberanía nacional.

La mayoría de los partidos que integraron el FDN no se sumaron al llamado de Cárdenas, El 5 de mayo de 1989 la insurgencia cívica conforma el Partido de la Revolución Democrática (PRD) con Cuauhtémoc Cárdenas como Presidente Nacional.

A lo largo de estos más de 20 años, el Partido de la Revolución Democrática no ha reconciliado exitosamente su papel como líder de movimientos sociales (tal y como se constata con la cantidad de agrupaciones y organizaciones civiles que se adhirieron a la campaña Cuauhtémoc Cárdenas en 1988) y su papel como partido político de izquierda (la presente debacle electoral a raíz de la perdida elección presidencial de 2006). Es difícil imaginar que un partido político cuyas mismas bases fundacionales no representaban un homogéneo mosaico de individuos pueda llegar a tener la misma cohesión que los otros dos partidos principales en México, cuya tradición y génesis fueron mucho más ordenadas y homogéneas. Esto no puede ser utilizado como un argumento en contra del PRD, sino como uno que abre luz a los problemas de institucionalización que enfrenta hoy en día. 

En primer lugar, la izquierda tiene la característica de considerarse desde su misma concepción normativa como un conjunto de ideologías, más que ser una sola. De aquí la idea de que pueden existir muchas diferentes clases de “izquierdas”, cosa que rompe con la tradicional relación de verticalidad que los otros partidos políticos tienen entre la cúpula ideológica y sus militantes. Las organizaciones sociales que conformaron al PRD en sus inicios y las que la conforman hoy en día son prueba del enorme espectro político que puede haber dentro de la misma izquierda. Ahora bien, ¿dónde está el problema?

Las organizaciones civiles de hace 20 años e incluso las que hoy en día se forman surgen dentro de una tradición muy pobre de sociedad civil organizada. En México no era concebible pensar en una sociedad civil organizada que fungiera como contrapeso a las decisiones del Estado porque la dinámica “democrática” no lo permitía así. Lo que se acostumbraba hacer era conformar una simulación de oposición que fuera lo suficientemente ruidosa o vistosa para que entonces el Estado soltara prebendas y favores políticos a dichas organizaciones con el fin de cooptarlas y amasar el apoyo de dicha organización haciendo que el Estado pareciera democrático y que las organizaciones recibieran el coto de autoridad que sólo el Estado podía dar. Es decir, la sociedad civil de civil no tenía nada puesto que buscaba ser incorporado al Estado ya que esta era la única manera de poder ser parte del “sistema”. 

El PRD no concibe dentro de su horizonte político una salida a este problema, el cual viene cargando desde su fundación. El movimiento de López Obrador ejemplifica esta falta de reconciliación entre sus bases sociales y sus objetivos políticos. Si bien no ganó la presidencia, el PRD logró obtener la mayor cantidad de representantes en tanto el Congreso como en el Senado. Pareció importar poco debido a que todo el aparato del partido se volcó alrededor del movimiento de AMLO provocando crispación y disidencia al interior del partido por aquellos que no estaba de acuerdo en continuar por esa vía. Como resultado aparecieron liderazgos paralelos que no cuestionaban la plataforma política del partido ni buscaban democratizar o transformar la vida interna del partido, sino sólo refrendar los liderazgos que cada uno de estos personajes tenía en lo particular. Jesús Ortega, Dolores Padierna, René Bejarano, Amalia García, ninguno de ellos estaba fuera de la dogmática partidista del PRD pero sí estaban convencidos de que ellos también deberían formar sus bases sociales. ¿Buscando qué? ¿Cómo por qué? Este tipo de comportamientos sólo se explican si se toma en cuenta la génesis del PRD y la incapacidad de institucionalizarse como un partido político que también está pendiente de las causas sociales. La cúpula partidista del PRD proyectan una imagen de nerviosismo exacerbado al ver que no aparecen en los reflectores, ni en las entrevistas, ni en los diarios de opinión lo cual los lleva a pensar, supongo, que están siendo marginados y olvidados dentro de la dinámica nacional. El PRD como partido es cosa secundaria cuando se trata de apelar al gran público y hacerles saber lo en contra o a favor que están sobre cuestiones que sólo competen al PRD.

Lo curioso del comportamiento de las corrientes del PRD es que si al final de cuentas lo único que están buscando es cotos de influencia al interior del partido y no establecer un proyecto o una plataforma política diferente y específica, por qué volver explícitas estas diferencias entre sí. La ropa sucia se lava en casa, dice el dicho.

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