¿Quién es Casandra y por qué grita?
En la mitología griega Casandra fue hija de los reyes de Troya y sacerdotisa del templo de Apolo con quien pactó, a cambio de un encuentro carnal, la concesión del don de la profecía. Sin embargo, cuando accedió a los arcanos de la adivinación, la sacerdotisa rechazó el amor del dios. Éste, viéndose traicionado, la maldijo escupiéndole en la boca: Casandra seguiría teniendo su don, pero nadie creería jamás en sus pronósticos.
Tiempo después, Casandra previó la caída de Troya y todo por lo que luchaba, pero le fue imposible prevenirlo: tal era la maldición de Apolo. Pese a su anuncio repetido e insistente de la inminente desgracia porvenir, ningún ciudadano ni sus propios padres dieron crédito a sus vaticinios.
domingo, 20 de enero de 2013
Peña Nieto es presidente gracias al PAN, al PRD y a AMLO
Durante las dos pasadas
elecciones el candidato presidencial que abanderó al PRD, PT y Movimiento
Progresista (antes Convergencia), Andrés Manuel López Obrador, resultó perdedor
y en ambas ocasiones existió un reclamo posterior a por qué las elecciones no
debieron ser consideradas legítimas.
En los dos casos se termina por
desconocer al ganador de la contienda electoral, en 2006 porque los votos que
dieron la victoria a Felipe Calderón se “contaron mal” y en 2012 porque los
votos que dieron la victoria a Enrique Peña Nieto “no eran legítimos”.
Nadie puede negar que el reclamo
de Andrés Manuel ha sido razonable en las dos ocasiones, sin embargo, lo que sí
está puesto en duda son las acciones que emprendió después, motivado por la
ferviente tensión postelectoral de él y sus seguidores. Mi tesis es que estas
acciones no sólo no fueron las correctas, sino que estas mismas terminaron por
trivializar la propia causa política por la que se llamaba a luchar en un
primer momento. A continuación señalo cómo y por qué.
El bloqueo de Reforma de 2006
sólo fue concurrido por un núcleo duro de votantes altamente politizados sin
que se consiguiera mayor simpatía por parte de ciudadanos no involucrados en el
bloqueo; si su reclamo era la irregular manera en la que los votos de 2006
fueron contados, la presión tenía que hacerse en contra del IFE y la falta de
transparencia en los organismos encargados de licitar los contratos a las
compañías involucradas en el proceso electoral (como en el caso de Hildebrando
Zavala, pariente de la que terminaría siendo la Primera Dama, Margarita Zavala)
así como en la falta de rendición de cuentas por parte de la Cámara Baja a sus
representantes a la hora de elegir a los Consejeros Electorales del IFE (los
cuales dan “carpetazo” político al desproporcional acceso a medios de
comunicación que los candidatos tuvieron en su momento así como la intervención
mal regulada de organismos empresariales a favor o en contra de un candidato en
particular).
El bloqueo de Reforma terminó por
trivializar la causa por la que estaban luchando en un primer momento y
rezagarla de la agenda política.
De lo que se hablaba era de la
basura en las calles, lo fea que se veía la ciudad, el tráfico desquiciado que
éste generaba y lo mal que la estaban pasando los comerciantes de la zona. ¿Se
ve?
El reclamo de fraude electoral en
2012 ya no se basaba en por quién se había votado, sino cómo se había votado.
Más allá de la jornada electoral del 1 de julio y donde Enrique Peña Nieto
resultó ganador, el proceso electoral en su conjunto se vio plagado de
irregularidades que podrían considerarse razón suficiente para anular la
elección.
Si su reclamo eran las
irregulares condiciones de competencia entre los candidatos presidenciales y
Enrique Peña Nieto por el supuesto apoyo de Televisa a partir de prácticas de
publicidad encubierta; la supuesta desviación de fondos no fiscalizados –por lo
tanto, muy probablemente ilícitos- del fondo de inversiones Monex hacia la
campaña del PRI; y el uso político de la encuesta GEA-ISA Milenio que posicionó
a Enrique Peña Nieto durante casi 3 meses como inalcanzable –efecto de profecía
auto cumplida- demostrándose ser una fotografía completamente desproporcional
de las preferencias electorales al termino de la jornada electoral, lo que los
partidos políticos agravados debieron haber hecho era presentar una investigación
profunda y rigurosa que revelara las fallas estructurales del sistema para así
consignar a los responsables y enmendar dichas fallas.
Lo que se terminó haciendo es una
ridícula puesta en escena que consistió en presentar un desfile de puercos,
ovejas, destapadores, cachuchas y playeras como pruebas del fraude electoral
amparado todo con un discurso moral – que a la fecha continúa- sobre la falta
de dignidad de aquellos que vendieron su voto a cambio de una despensa o de un
costal de cemento desde la cómoda posición de alguien que no tiene necesidad de
hacerlo. Una absurda tragicomedia postelectoral. ¿Por qué?
Las personas que viven en el
Distrito Federal sufren de una especie de síndrome de superioridad moral para
juzgar y evaluar a las personas del interior de la República por las decisiones
que toman, o se ven forzadas a tomar (léase la supuesta compra/venta de votos).
Esto no sería posible si como condición subyacente no existiera un sentimiento
de inferioridad mal reconciliado que se basa, a mi parecer, en la incapacidad
de ver elevado a un proyecto general de nación el proyecto político de la
Ciudad de México, es decir, el de izquierda y, más particularmente, la
izquierda del PRD el cual es considerado como el único y verdadero proyecto
político posible. Cualquier posible intento de desviarse de este objetivo
político es muestra clara de ceguera, ignorancia, traición y, en último caso,
estupidez.
Enrique Peña Nieto es Presidente
porque ni el PAN, ni el PRD pudieron convencer a los electores de todo el país
de votar por las supuestas ventajas que cada una ellos tenía para quien votara
por ellas y así alcanzar una mayoría en las urnas.
Enrique Peña Nieto es Presidente
porque el PRD no quiso llevar a cabo la investigación a fondo necesaria sobre
las denuncias de irregularidades – financieras, políticas y jurídicas- en la
pasada elección porque terminaría por revelar que están tan coludidos en el
mismo charco de corrupción como el Partido Revolucionario Institucional (en
igual, menor o mayor medida pero coludidos al fin).
Enrique Peña Nieto es Presidente
porque los legisladores encargados de realizar la Reforma Electoral de 2007 no
previeron cómo los marcos regulatorios que diseñaron generaban incentivos
perversos para la “payola” política, lo que permitió que la venta de espacios
publicitarios se hiciera escudándose con la armadura de la sacrosanta libertad
de expresión.
Enrique Peña Nieto es Presidente,
nos guste o no. Nuestra tarea como sociedad civil es encontrar interlocutores
válidos que permitan el diálogo y la negociación para verdaderamente posicionar
los temas urgentes de la agenda nacional sin puestas en escena, sin simulaciones
y sin lucro político de la causa nacional.
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