¿Quién es Casandra y por qué grita?

En la mitología griega Casandra fue hija de los reyes de Troya y sacerdotisa del templo de Apolo con quien pactó, a cambio de un encuentro carnal, la concesión del don de la profecía. Sin embargo, cuando accedió a los arcanos de la adivinación, la sacerdotisa rechazó el amor del dios. Éste, viéndose traicionado, la maldijo escupiéndole en la boca: Casandra seguiría teniendo su don, pero nadie creería jamás en sus pronósticos.

Tiempo después, Casandra previó la caída de Troya y todo por lo que luchaba, pero le fue imposible prevenirlo: tal era la maldición de Apolo. Pese a su anuncio repetido e insistente de la inminente desgracia porvenir, ningún ciudadano ni sus propios padres dieron crédito a sus vaticinios.

sábado, 20 de agosto de 2011

Carta a Felipe Calderón


20 de agosto de 2011

Mtro. Felipe de Jesús Calderón Hinojosa
Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos
P R E S E N T E

Por medio de la presente le escribo para comunicarle el profundo dolor que siento en este momento. Me he enterado que en el estadio de fútbol de la ciudad que me vio nacer, Torreón, ha cundido el pánico y la incertidumbre. Esto debido a un tiroteo a las afueras del estadio debido a que, según dicen,  una camioneta intento evadir uno de los múltiples retenes militares. Estos retenes que hoy forman parte de nuestro paisaje urbano y con los cuales ya hemos aprendido a vivir (no puedo decir lo mismo de aquellos que, por la impericia y un profundo delirio de persecución de algunos militares, han muerto en sus vehículos. Esos ya no pueden aprender nada). Tengo la impresión de que usted no se ha dado cuenta de la gravedad de la situación en el país (balaceras, secuestros, mutilados…en fin, la barbarie misma) debido a que usted viaja por el país con un fuerte dispositivo de seguridad militar, porque su mamá vive en Morelia resguardada por una Humvee militar con una torreta incorporada en su techo las 24 horas del día y porque sus hijos son acompañados con fuertes escoltas de seguridad todas las mañanas que van a la escuela.

Todo eso yo lo puedo ver, no es ningún secreto. Lo que también puedo ver –y es lo que le quiero transmitir señor Presidente- es la descomposición del tejido social. Dirá usted, ¿a qué se refiere con tejido social? Le respondo que la verdad no lo sé muy bien, pero lo que sé es que cuando un camión de pasajeros es secuestrado camino a Matamoros para que los susodichos sean puestos a luchar a muerte entre ellos mismos para el entretenimiento de los secuestradores sé que hay algo muy mal en nuestro concepto de comunidad.

Veo los videos y me pregunto, ¿qué pasará por su cabeza? ¿Entiende lo que es vivir con miedo, terror, pánico? ¿Sabe lo que es sentir la certeza de que va a morir y ser atrapado por una ataque de angustia? La actual estrategia que ha militarizado al país ha sobajado el espíritu de los mexicanos, si no es que los ha privado de su vida. Esto ha sucedido con más de 40,000 personas a lo largo de casi 5 años de su gobierno. Todos los que tienen un centímetro de estudio sobre crimen organizado, pero sobre todo aquellos que tienen un centímetro de congruencia y dignidad, saben que la estrategia debe reorientarse. Debe enfocarse en confiscar los bienes patrimoniales de las redes criminales y de garantizar procesos jurídicos predecibles, coherentes y consistentes con apego a derecho. En cambio, usted decide que las vidas de 40,000 personas (que sé no son enteramente su culpa pero usted es el Presidente de la República y es el principal detonador de política pública) son menos importantes que su posicionamiento político electoral. Ya todos sabemos que hizo esto porque se sintió pequeño al ganar la presidencia con 0.57 por ciento de diferencia. Ya no tiene por qué ocultarlo. Dicen que tanto peca como el que mata a la vaca como el que no reorienta la estrategia de seguridad pese a críticas domésticas e internacionales.

Yo sólo le escribo para decirle que no ha habido peor gobierno, en la historia de nuestra identidad como mexicanos, que el que usted ha presidido en estos 5 años. Me podrá decir que la salud y la educación han tenido logros. Yo le digo que usted se equivoca al pensar que la “cobertura universal” me dice algo sobre la calidad y capacidad de ambos sectores. Yo le respondería que si el Estado no puede garantizar mi seguridad física, a su vez, derechos de propiedad el Estado no tiene razón de ser. Usted, como Jefe de Estado, ha reducido al absurdo y al completo nihilismo la razón de ser de nuestro proyecto nacional: el mexicano.

Usted ha perdido el piso… y si hablamos de pérdidas, esa es la “menos peor” de todas.

Espero sea usted muy feliz al terminar este sexenio porque le aseguro que ni yo, ni muchos de los mexicanos que hoy vivimos la peor degradación de la moral pública que se haya visto en nuestra historia, olvidarán su cara cuando nos llamó “daños colaterales” de esta “guerra” (que es sólo suya) y que no ha permitido que levantemos la bandera blanca a la militarización y alcemos el puño de la reorientación.

Señor Presidente, lo compadezco. Usted ha sido presa de las circunstancias. No se preocupe, no seré yo quien lo juzgue. Eso se lo reservo a la historia. Le quedó chico el paquete de ser presidente de esta Nación tan grande… tan nuestra…

Me despido no sin antes desearle la mejor de las noches, hoy y en lo que le queda de su gobierno, porque cuando la guarida militar acabe el 1 de diciembre de 2012 entonces si podrá sentir lo que todos nosotros sentimos.

Un caluroso abrazo,
Antonio Attolini Murra.