¿Quién es Casandra y por qué grita?
En la mitología griega Casandra fue hija de los reyes de Troya y sacerdotisa del templo de Apolo con quien pactó, a cambio de un encuentro carnal, la concesión del don de la profecía. Sin embargo, cuando accedió a los arcanos de la adivinación, la sacerdotisa rechazó el amor del dios. Éste, viéndose traicionado, la maldijo escupiéndole en la boca: Casandra seguiría teniendo su don, pero nadie creería jamás en sus pronósticos.
Tiempo después, Casandra previó la caída de Troya y todo por lo que luchaba, pero le fue imposible prevenirlo: tal era la maldición de Apolo. Pese a su anuncio repetido e insistente de la inminente desgracia porvenir, ningún ciudadano ni sus propios padres dieron crédito a sus vaticinios.
domingo, 21 de abril de 2013
Desnudando a los tres partidos: Verde-Nueva Alianza-Trabajo
A la par del PRI, del PAN y del
PRD, en el espectro político de nuestro sistema de partidos existen tres casos
muy particulares los cuales contribuyen -como ningún otro- a pensar a México
dentro de coordenadas surrealistas:
1) Tenemos
un partido apoya la pena de muerte (el Partido Verde);
2) Un
partido que considera a Corea del Norte como referente político del siglo XXI
(el Partido del trabajo);
3) Y
un partido liberal que tiene como fundadora a Elba Esther Gordillo, hoy
investigada por lavado de dinero y delincuencia organizada (el Partido Nueva
Alianza).
Empecemos pues, el Partido Verde.
Dentro de la actual coyuntura
política nacional, sólo el Partido Verde –dentro de los tres anteriormente
mencionados- forma parte del Pacto por México. Esto se entiende al reconocer
que el Partido Verde, junto con el PRI, forma parte de la actual coalición de
partidos en el gobierno. En los mismos términos electorales, hoy el Partido
Verde cuenta con su primera gubernatura en el Estado de Chiapas así como con 7
senadores y 28 diputados.
Este despunte electoral no hace a
un lado el hecho de que académicos como Raúl Trejo Delarbre y Sergio Aguayo
hayan catalogado al Partido Verde como “un partido berlusconiano de corte
fascista” y que “de verde sólo tiene el color”, criticando la falta de
políticas públicas relacionadas con el medio ambiente. Como ejemplo, en 1998,
en una entrevista con Katia D'Artigues, Jorge Emlio González –el llamado Niño
Verde- confundió la composta con la separación de basura y aseguró que el sí
llevaba una vida ecológica, pues siempre que veía un grillo en su casa lo
sacaba al jardín.
No sólo no es ambiental, sino que
tampoco es “verde” ya que el Partido Verde fue expulsado de la organización Global
Verde de partidos por impulsar la pena capital para secuestradores y asesinos.
No hace falta mencionar que dicha propuesta se encuentra abolida en la
Constitución mexicana y prohibida en los tratados internacionales que México ha
suscrito.
Sigamos
ahora, el Partido del Trabajo.
El Partido del Trabajo explica su
génesis como partido político de la siguiente manera:
“Ante la necesidad de crear una
nueva alternativa política que respondiera a los intereses de la mayoría de los
ciudadanos y ciudadanas, se inicia la construcción del Partido del Trabajo a
partir de la coordinación de varias organizaciones sociales como: Comités de
Defensa Popular de Chihuahua y Durango; Frente Popular de Lucha de Zacatecas y
el Frente Popular "Tierra y Libertad" de Monterrey.
El Partido del Trabajo recibió
notoriedad la legislatura pasada al contar con el diputado Gerardo Fernández
Noroña entre sus filas.
Ahora bien, es de notar que
aunque el Partido del Trabajo se auto identifique como un partido “del pueblo y
para el pueblo, democrático, popular, independiente y antiimperialista” (algo
que lo distingue de todos los otros partidos en México) algunos de sus miembros
han incurrido en las mismas prácticas corruptas que sus pares.
En 2004, siendo senador, González
Yáñez logró que se firmara un convenio entre el Gobierno de Durango con el
sistema CADI (Centro de Atención y Desarrollo Infantil) para que le fueran transferidos
recursos públicos aprobados en la Cámara de Diputados para dicho programa, el
cual es administrado por militantes de dicho partido. Estas escuelas no cuentan
con el reconocimiento oficial de la SEP y no están regularizadas en los
términos que exige la ley.
El apoyo del gobierno del Estado
de Durango comenzó con 2 millones de pesos, pero en 2012 los recursos
transferidos a los CADIs ascendieron a 64 millones, y para el 2012 serán de 115
millones de pesos.
Actualmente el Partido del
Trabajo cuenta con 19 diputados federales y 4 senadores. Importante como puede
ser, el Partido del Trabajo se destaca por –y cito- “ sentir gran admiración
por las grandes hazañas de Kim Jong Un, quien decididamente ha frustrado los
movimientos de las fuerzas aliadas imperialistas para aislar y suprimir a la
República Democrática y Popular de Corea y dirigir al Partido de los
Trabajadores de Corea y a los norcoreanos solo a la victoria y a la gloria”
¿Y con que se come la gloria y la
victoria, se preguntan los norcoreanos en hambruna crónica?
Terminamos con Nueva Alianza.
El PANAL se funda el 30 de enero de 2005 por la ex lideresa vitalicia del
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Esther Gordillo, tomando
como base a la Asociación Ciudadana del Magisterio (ACM), un Asociación Política Nacional reconocida por el
Instituto Federal Electoral desde agosto de 2002.
El Partido Nueva Alianza se
define a sí mismo como “una organización política liberal (el único partido en
México que adopta esta bandera, cabe resaltar) al servicio de las causas
sociales de México; que tiene a la persona y su vida digna como eje de acción
política, a la educación como motor de transformación social y al progreso como
sus principales ideales”.
Sin embargo, comúnmente el
Partido Nueva Alianza es automáticamente ligado con la corrupción del Sindicato
más grande y poco transparente de México. El respaldo formal y directo que ha recibido
por parte de la ahora investigada fundadora –y hasta hace poco- lideresa del
SNTE es un foco rojo en la integridad política del partido.
Cabe resaltar que el actual dirigente nacional del partido Nueva Alianza, Luis Castro ha afirmado que todos
los recursos erogados por su
partido han sido lícitos y plenamente justificados, tal como ha quedado
confirmado con el dictamen de la fiscalización
de su candidato presidencial por parte del Instituto Federal Electoral en el
pasado proceso.
Pues claro, ningún partido acepta
abiertamente tener involucrados casos de corrupción. Obvio.
Los partidos políticos no tienen
y no se vislumbra para cuándo tendrán los controles patrimoniales, jurídicos y
sociales que prevenga y erradique la actual corrupción política de alto nivel.
Mientras los partidos no “aten al mástil” (haciendo analogía a Ulises y las
sirenas) ante los posibles casos de corrupción que puedan suceder en un futuro.
Todo lo demás es un choro
mareador.
lunes, 8 de abril de 2013
Una crítica a los que critican: El Pacto por México y la falta de representatividad
La dimensión que debe ocupar la
crítica al “Pacto por México” en
términos de representatividad –o falta
de ella- debe ser entendida como reducto de una causalidad ulterior, la cual nada tiene que
ver con el reclamo coyuntural que las fuerzas progresistas de este país hacen
al Pacto entendida como la “ausencia de la deliberación al interior de las
Cámaras” y las “negociaciones en lo oscurito”. Esta causalidad ulterior de la que hablo se
rastrea y se encuentra en la ausencia de mecanismos de revelación de
preferencias inter-electorales (reelección acompañada de listas abiertas, plebiscitos,
referéndum, revocación de mandato y controles patrimoniales y jurídicos como
por ejemplo una Fiscalía –no Comisión- Autónoma –no descentralizada- en contra
de la Corrupción –entendida como un bolsón de delitos jurídicos- que prevenga y
combata la corrupción gestada en las más altas esferas del poder) lo cual hace
que la representatividad política en México siga siendo nula, con o sin Pacto
por México.
Lo que realmente ha hecho aflorar
el Pacto son las divisiones al interior de los militantes de los partidos
políticos (principal y particularmente las del PRD). Éstos, al no encontrar
reconciliadas sus legítimas inquietudes a través de procesos democráticos de
deliberación al interior, recurren y encuentran todo el incentivo de explicitar
y denunciar dichas diferencias al exterior, con el ánimo de segmentar su figura
como militante dentro de la misma etiqueta partidista que comparte con otros.
De existir los mecanismos de
revelación de preferencias antes mencionados, se modificarían los incentivos de
cooperación entre los legisladores de distintas bancadas (principalmente los
que participan en partidos pequeños) los cuales dejarían de depender de la
voluntad política y la negociación. Un reclamo serio por establecer un verdadero mandato
de representatividad –hasta ahora ausente- no comienza por criticar al Pacto Por México,
sino que éste debería ir mucho más allá puesto que el Pacto sólo reflejo de condiciones estructurales que anteceden.
El legislador crítico no piensa
en esta deficiencia estructural de nuestro sistema sino en los incentivos que él
tiene al interior de su partido a alinearse -o no- a cierta política, nunca
tomando en cuenta al electorado que –en teoría- se dice representar.
La debacle electoral sufrida por
el Partido Acción Nacional (el cual, además, pasa de ser gobierno a ser
oposición) y la infructífera lucha del Partido de la Revolución Democrática por
probar que por segunda vez la elección presidencial fue amañada en contra de
sus intereses son realidades que pesan fuertemente en la toma de decisiones de
Madero y Zambrano, respectivamente. Para ambos, el Pacto por México es una
excelente plataforma para posicionarse políticamente frente a un amplio
espectro del electorado del cual podrán lucrar políticamente después. Para Camacho, el Pacto por México es la estrategia
política para implementar la agenda del Presidente de la República aprovechándose
de la debilidad institucional de los partidos de oposición los cuales enfrentan
mayores costos que beneficios de no alinearse. Esta estrategia es comprensible
ya que las coordenadas de representación se dan a
partir de la mucha o poca presencia en medios de comunicación de los liderazgos
sectoriales y a la firme convicción de éstos a monólogos ideológicos, más que a
los intereses del electorado.
“El que no se mueve no sale en la
foto”, ha repetido Camacho de manera pública. El Pacto por México es sólo un
reflejo -y no la causa primera- de cómo los partidos políticos se mueven, sólo que sin México.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)