¿Quién es Casandra y por qué grita?

En la mitología griega Casandra fue hija de los reyes de Troya y sacerdotisa del templo de Apolo con quien pactó, a cambio de un encuentro carnal, la concesión del don de la profecía. Sin embargo, cuando accedió a los arcanos de la adivinación, la sacerdotisa rechazó el amor del dios. Éste, viéndose traicionado, la maldijo escupiéndole en la boca: Casandra seguiría teniendo su don, pero nadie creería jamás en sus pronósticos.

Tiempo después, Casandra previó la caída de Troya y todo por lo que luchaba, pero le fue imposible prevenirlo: tal era la maldición de Apolo. Pese a su anuncio repetido e insistente de la inminente desgracia porvenir, ningún ciudadano ni sus propios padres dieron crédito a sus vaticinios.

jueves, 3 de febrero de 2011

La Aristocracia Civil: ¿voceros de la ciudadanía?

México este año no tiene una “agenda” de retos que superar, sino un “ultimátum” de exigencias que debe cumplir para evitar que nuestro precario Estado colapse sobre su propio peso. ¿Se es consciente de la gravedad que aqueja a nuestro país? Más importante aún, ¿se está actuando en consecuencia para remediarlo? ¡Claro que no! Mientras la “sociedad civil” siga secuestrando a la problemática del país para darse baños de pureza y reflejar un activismo snob y la disidencia intelectual –en todas las disciplinas- siga siendo vista como una confrontación al status quo y no como una CRITICA para la superación del mismo que, nada cambiará.

Explico.

¿A qué me refiero con que la “sociedad civil” sigue secuestrando la problemática del país por medio de un activismo snob? Ejemplos claros de este diagnóstico están los señores Alejandro Martí, Nelson Vargas y la señora María Elena Morera. Estos tres personajes aparecen –por lo general en actividades relacionadas con la inseguridad en nuestro país y el tema que arbitrariamente tomaremos en consideración- constantemente en público buscando reivindicar las exigencias de una “ciudadanía” (entendida como una totalidad orgánica) que se expresa directa y fielmente a través de sus posturas, vertidas en cuanto foro van. Es decir, estos tres personajes se asumen los interlocutores autorizados para hablar por la ciudadanía, pero esta última entendida a imagen y semejanza de sus muy particulares aspiraciones. De esta manera, la “sociedad civil” a la que dicen representar se difumina detrás de  en una “marca” (“SOS”, “México Unido Contra la Delincuencia”) que cada interlocutor utiliza en su retórica propagandística para posicionar sus singulares intereses como los de un todo abstracto y general. Es por eso que decimos que la problemática del país se “secuestra” por particulares que, gozando de una posición económica y política privilegiada, se envisten a sí mismos como autoridades en el tema, pasando por alto a todas los demás individuos (o grupos no integrados en su dinámica).

La crítica no está en la conformación de un grupo de interés que busca alcanzar un resultado determinado al tener injerencia real en la toma de decisiones sobre ese objetivo (eso no sólo es práctico, sino también deseable). El problema está cuando la intervención de estos grupos en la deliberación sobre un asunto en particular (en este caso, la inseguridad), se vuelve un fin en sí mismo y no un medio para superar y trascender el status quo particular al que el grupo, en principio, se oponía. ¿Interesante, no? Podemos rastrear este fenómeno hasta la Fenomenología del Espíritu del gigante de Sttugart, en donde habla de la relación dialéctica entre el “amo” y el “esclavo”. Estando en constante tensión uno con el otro, no es posible que alguno de los dos someta o elimine por completo al otro ya que ambos son necesarios para la conformación de sus identidades. Es el choque de contrarios lo que los hace únicos y diferenciados entre sí. El Estado no puede eliminar a la oposición si no quiere perder la legitimidad que ésta le otorga como un Estado incluyente y abierto al diálogo; y la oposición no puede terminar por eliminar al Estado (o al menos al status quo que el Estado detenta) ya que es este mismo el que privilegia y posiciona a la oposición bajo la etiqueta de “institucional”.

Estos son grupos de “aristocracia civil” que en nombre de la “ciudadanía” (tal y como un dictador utiliza la figura de “pueblo” en sus justificaciones) se asumen como los fieles y únicos intérpretes merecedores de ser escuchados. ¡NO! La sociedad civil (este entramado de relaciones humanas que se adecuan a un marco regulatorio de derechos y normas jurídicas) no debe asumirse como un grupúsculo de particulares que han parcializado y recortado ciertas exigencias generales para su complacencia. Temas como el de la seguridad, la justicia social, el medio ambiente, la política exterior entro otros ejes fundamentales del Estado, son de dominio público y no una “marca registrada”.

6 comentarios:

  1. Una indicación, no es que se asuman como interlocutores autorizados, en realidad son los interlocutores autorizados al Estado y que a su vez lo legitiman

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  2. Me refería a la autorización que la ciudadanía les da. Eso es lo que en un primer momento asumen. Ya después, y debido al secuestro que ellos realizan de la problemática nacional, es que el Estado los reconoce como interlocutores.

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  3. en primera instancia fueron reconocidos y aceptados por el poder público para llevar el tema como bandera; esto para mantener la discución a un nivel inferior; aparte que mejor que unos empresarios sean también los que defienden las causas sociales, causas sociales institucionalizadas en concejos de seguridad liderados por sego;en los cuales solo los CO's de estas Asosicaciones/empresas tienen el acceso. En este caso estoy de acuerdo contigo; es un secuestro privado de la lucha social; es un placebo que funje como participación civil organizada.

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  4. Seria una autorización doble en el sentido de que la sociedad se la da posterior a la interlocución validada desde el Estado en primera instancia, pero nunca una supuesta autorización y si una autorización legalizada por el Estado bajo sus términos e intereses

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  5. Bueno, los logros de la "aristocracia civil" son los que al final deben considerarse; al final también cabe reflexionar sobre la manera en que estos voceros son capaces de hacer eco en la ciudadanía. Los resultados de la elección en el D.F para la elección de Jefe de Gobierno, cuya candidata Isabel Miranda por el PAN, llegó a una aceptación del 13.62% puede darnos mucha luz para responder este planteamiento.

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