¿Quién es Casandra y por qué grita?

En la mitología griega Casandra fue hija de los reyes de Troya y sacerdotisa del templo de Apolo con quien pactó, a cambio de un encuentro carnal, la concesión del don de la profecía. Sin embargo, cuando accedió a los arcanos de la adivinación, la sacerdotisa rechazó el amor del dios. Éste, viéndose traicionado, la maldijo escupiéndole en la boca: Casandra seguiría teniendo su don, pero nadie creería jamás en sus pronósticos.

Tiempo después, Casandra previó la caída de Troya y todo por lo que luchaba, pero le fue imposible prevenirlo: tal era la maldición de Apolo. Pese a su anuncio repetido e insistente de la inminente desgracia porvenir, ningún ciudadano ni sus propios padres dieron crédito a sus vaticinios.

domingo, 3 de abril de 2011

Estados Unidos y la cooperación con México: crimen organizado trasnacional


Por lo general se tiende a confundir a los “cárteles de la droga” con los “grupos delictivos organizados” esto generando una disociación falsa entre el problema del narcotráfico y el problema del crimen organizado. México enfrenta un problema con los grupos de crimen organizado que operan en el territorio nacional. En el año 2000, la Oficina Contra las Drogas y el Delito de Naciones Unidas logró articular a 107 países de la comunidad internacional a que firmaran y ratificaran el documento más importante en cuanto al crimen organizado trasnacional se refiere: la Convención de Palermo. Dicha Convención en su artículo número 2 define al crimen organizado de la siguiente manera:

Por “grupo delictivo organizado” se entenderá un grupo estructurado de tres o más personas que exista durante cierto tiempo y que actúe concertadamente con el propósito de cometer uno o más delitos graves tipificados con arreglo a la presente Convención con miras de obtener, directa o indirectamente, un beneficio económico u otro beneficio de orden material.

 A partir de la homologación de la definición de crimen organizado las legislaciones estatales pudieron empezar a simplificar y estandarizar sus investigaciones sobre crimen organizado de tal manera que acciones eficientes en conjunto pudieron ser una realidad. A partir de estas investigaciones se definieron 23 tipos de delitos de los cuales el crimen organizado trasnacional obtiene sus beneficios económicos o materiales. Uno de estos 23 tipos de crímenes es el tráfico de estupefacientes. De los 23 delitos el crimen organizado mexicano participa en 22 de ellos. La única excepción es el tráfico de material radioactivo porque todavía no es negocio traficar uranio enriquecido.

El crimen organizado mexicano tiene presencia en un impresionante total de 52 países alrededor del mundo. Expertos reconocidos internacionalmente como lo son nuestro profesor Edgardo Buscaglia, pero también Cesar Prieto Palma, Samuel González Ruiz o William Ratliff han determinado que como condición necesaria para que el crimen organizado se vuelva trasnacional es necesario que el Estado alcance un nivel de corrupción tan alto que “los grupos de delincuencia organizada logran participar en precampañas o en los medios de comunicación o comprando votos o corrompiendo a los procesos electorales democráticos. Logran influir coaccionando a los políticos para obtener su apoyo gracias a la existencia de deudas con algunos miembros de la delincuencia organizada. La infiltración en este nivel puede llegar a tal grado que la delincuencia organizada controla al Estado en sus decisiones más importantes, lo que equivale a comprar sus políticas públicas.
Es decir, para que el crimen organizado trasnacional pueda llegar a serlo es primero necesario que exista un Estado débil que permita una severa filtración a través de los huecos de autoridad que surgen de esta realidad. El crimen organizado no es un problema de gobierno, sino un problema de Estado.

En México opera el cártel más poderoso de América Latina y el tercero a nivel mundial sólo después de los rusos y de los chinos: el cártel de Sinaloa. Esta poderosísima Confederación Criminal obtiene, otra vez remitiéndonos a fuentes oficiales y académicas de los expertos en la materia, entre el 35 y 45% de sus ganancias por traficar estupefacientes. El otro 75-65% lo obtiene de las ganancias que el secuestro, la extorsión, la trata de blancas, la piratería, los asesinatos calificados, los actos de terrorismo, el tráfico de documentos, etc, dejan.

 ¿Cómo abatir este gravísimo problema que compromete el mismo Estado de Derecho mexicano? La Convención de Palermo del 2000 y la Convención de Mérida del 2003 establecen 4 principales ejes que deben ser aplicados a cabalidad y en conjunto para reducir este problema: acción policiaca y eficiente aplicación de la ley; abatir la corrupción política; desarrollar y capacitar la inteligencia financiera y la incautación de bienes patrimoniales; prevención social.

Si bien el Estado mexicano (o cualquier otro que se encuentre en la misma situación) debe incorporar en su legislación nacional los esquemas necesarios para llevar a la práctica los anteriores 4 ejes, también está demostrado que la cooperación internacional resulta ser una de las prácticas que más ayuda a reducir el crimen organizado. Esta cooperación, sin embargo, debe darse en el entendido de que es el crimen organizado trasnacional lo que se busca abatir y no sólo uno de los delitos a los que se dedica. En el contexto en el se encuentra México, la mayor cooperación internacional está centrada con los Estados Unidos pero ésta no ha resultado ser igualmente efectiva que en los otros  países que también muestran altos niveles de cooperación internacional, no necesariamente con Estados Unidos.
 La idea general que se tiene es que existe una corresponsabilidad por parte de Estados Unidos sobre lo que está pasando en México. Yo diría que esa corresponsabilidad, en un somero intento de hacer un análisis económico del derecho, es sólo de entre 35 y 45% (el mismo porcentaje que los ingresos provenientes del tráfico de estupefacientes del grupo delictivo más poderosos de México). Es decir, la más grande demanda por estupefacientes proviene de los Estados Unidos pero de ninguna manera esa demanda explica por completo los niveles de corrupción que se vive en México, mucho menos la terrible violencia que se vive en gran parte del territorio nacional. La cooperación con los Estados Unidos no puede centrarse únicamente en el problema que representa el tráfico de estupefacientes si lo que esperamos es realmente obtener una integral y duradera disminución en los niveles de violencia que azotan a nuestro país.


Las consecuencias de implementar una política pública que sólo se concentre en buscar erradicar la práctica de uno sólo de los 23 delitos (por ejemplo, siendo el más famoso de todos, el tráfico de estupefacientes) resultará ser más perjudicial que benéfica. Esto debido a que el crimen organizado –como grupo económico que es- al ver que los ingresos de una de sus rentas está parcial o completamente comprometida, optará por redistribuir riesgos y especializarse en sus otras fuentes de ingreso intentando subsanar la pérdida sufrida. De esta manera, en el supuesto de que el tráfico de estupefaciente lograse ser absolutamente eliminado, lo que estaríamos generando es que el secuestro, la extorsión, la trata de blancas, la piratería, los asesinatos calificados, los actos de terrorismo, el tráfico de documentos, etc, incrementaran.

No son las drogas el causante de la violencia en México ni tampoco el único problema por el cual todo el desastre institucional que conocemos es provocado. La violencia en México es una reacción obligada por parte de los grupos del crimen organizado al ser éstos confrontados de manera directa sin una debida articulación institucional y técnica (la establecida en las Convenciones previamente mencionadas). Esta es la llamada Paradoja del Crimen Esperado, la cual demuestra que al verse el crimen organizado atacado sin una debida articulación previa a ello, éstos dedicaran un mayor porcentaje de sus rentas a la cooptación y el soborno de autoridades para que les permitan seguir operando en sus esferas de influencia.

Por lo tanto hemos llegado a la conclusión que el problema del crimen organizado es mucho más complejo y diverso que únicamente el tráfico de estupefacientes. De la misma manera, la cooperación internacional entre México y Estados Unidos debe abocarse al cumplimiento de los ejes de las Convenciones Internacionales y no únicamente a centrar el debate en cuanto al tráfico de estupefacientes entre las dos naciones. Si bien es un problema de salud pública en los Estados Unidos, en México no lo es. Si bien en Estados Unidos no es un problema de seguridad pública, en México sí lo es. De tal manera que mientras ésta desfasada comprensión sobre lo que sucede en nuestro país exista entre nosotros y los Estados Unidos, el problema de la inseguridad en México provocada por la desestabilización de los grupos delictivos organizados seguirá in crescendo como ha venido siendo los últimos años.


4 comentarios:

  1. Excelente. Muy buena interpretación y aislamiento de una situación que por un lado ser argumenta està siendo atendida y por otra sirve a veces de pretextos para el incumplimiento de compromisos en el desarrollo del trabajo desempeñado. Antes de asignar presupuesto para comprar armas se debería tener cuidado en verificar a quiénes se está armando, v.g., la estrategia primordial es depurar de las instituciones de seguridad aquellos elementos que como viles apátridas se coluden con la delincuencia para causar daño a su Paìs y sus connacionales. La tarea claro que no es fàcil, pero se puede lograr con las personas con la competencia adecuada y no con amigos que atiborran sus despachos conm tìtulos a los que no hacen honor por lo que al Paìs le sirven de muy poco.

    ResponderEliminar
  2. En cuanto a la cooperación con EU te falto mencionar el tráfico de armas, mientras existan tantas armas en nuestro país habrá alguien dispuesto a usarlas, y eso como ya sabes, no es nada bueno. Sobre todo considerando que violencia sólo trae más violencia, es un círculo vicioso. Ahora que EU está legalizando la mariguana con fines medicinales, y hace no mucho que se intentó legalizar completamente en california, se debería ver la forma de comercializarla legalmente y establecer empresas mexicanas dedicadas a la producción, después de todo ¿Qué porcentaje de la fuerza laboral en México, en concreto en estados como Sinaloa, se dedican a cultivarla?

    Pero todo es parte de la postura tan hipócrita de EU, ellos se la pasan bien pachecotes y a nosotros nos tocan todas las muertes que causan sus armas en el territorio.

    ResponderEliminar
  3. Oye, ¿y entonces TU propuesta es seguir lo que que dijo en una convención?

    ResponderEliminar
  4. Completamente de acuerdo con respecto a la diversificación de la delincuencia, es por eso que a pesar de que se han dado golpes importantes, como detenciones, incautaciones de todo tipo, etc.(porque si se han dado), pareciera que la delincuencia se ha fortalecido, porque la criminalidad comenzó a afectar otros sectores, los cuales a su vez son más evidentes para la sociedad en general.
    Si bien es cierto que en la cooperación internacional nos ha fallado EU, también la UE(en algunos países de Europa la droga vale más que el oro, y también de allá se exportan armas)y otros países...

    Se habla mucho de depurar y fortalecer instituciones, también ya se ha hecho algo al respecto y pareciera que todo es temporal o que se ha limpiado sólo para ensuciar de otras mugres.

    Todo es culpa de la CORRUPCIÓN(que aquí se escribe con mayúsculas),y creo que el camino más realista a la solución está en ese mentado granito de arena que forma la playa donde queremos estar.

    ResponderEliminar