¿Quién es Casandra y por qué grita?
En la mitología griega Casandra fue hija de los reyes de Troya y sacerdotisa del templo de Apolo con quien pactó, a cambio de un encuentro carnal, la concesión del don de la profecía. Sin embargo, cuando accedió a los arcanos de la adivinación, la sacerdotisa rechazó el amor del dios. Éste, viéndose traicionado, la maldijo escupiéndole en la boca: Casandra seguiría teniendo su don, pero nadie creería jamás en sus pronósticos.
Tiempo después, Casandra previó la caída de Troya y todo por lo que luchaba, pero le fue imposible prevenirlo: tal era la maldición de Apolo. Pese a su anuncio repetido e insistente de la inminente desgracia porvenir, ningún ciudadano ni sus propios padres dieron crédito a sus vaticinios.
martes, 15 de febrero de 2011
Marcos y la "guerra contra el narcotráfico"
El subcomandante Marcos envió una carta pública a Luis Villoro expresando su posición respecto a la “lucha contra el crimen organizado” (todo dentro de unas comillas que nos hacen dudar seriamente sobre la consistencia entre el concepto y lo que en realidad se está haciendo) después de un largo silencio. Después de haber leído la carta, expongo mis opiniones al respecto.
El subcomandante Marcos es una figura emblemática en el sureste mexicano alrededor de la cual existen una serie de intereses y esperanzas muy específicas y muy bien delimitadas: los pueblo indígenas oprimidos, olvidados, segregados. Un líder moral que ha luchado por la organización y emancipación de comunidades enteras y que desde 1994 ha puesto en escena las terribles condiciones en las que vive nuestro “legado histórico”, es decir, nuestras comunidades indígenas.
La carta que dirige a Luis Villoro expresa los sentimientos de un pueblo (en el romántico sentido de la palabra) que durante los últimos 4 años ha visto a un gobierno desatenderse por completo de las carencias endémicas que padece la población para mejor concentrarse en una guerra –como bien señala Marcos- que se nos ha intentado achacar como si fuera “de todos”. Esta no es la guerra de “todos”, esta es la guerra de unos cuantos poderosos que pretenden ser los intérpretes de un sentir nacional que programan de manera que sus intereses, por sobre todas las cosas, sean los que salgan a flote.
Recomiendo ampliamente la lectura, debido a la importancia de este personaje en nuestra vida política (esta sí es de todos, y a todos nos compete lo que alguien de la estatura de Marcos pueda decir o hacer), pero… seamos objetivos. El discurso de Marcos no arroja nada nuevo al gremio de opositores a la actual política de seguridad. Una figura más que se erige como opositor. En dado caso, este opositor posiciona a un sector de la población –si aceptamos que es Marcos quien lo representa- respecto a la actual lucha contra el crimen organizado que, como es costumbre, no figura dentro de la posible población afectada. Nada más. El espiral mediático en el que todos –opositores y detentadores del status quo- nos hemos (sí, acepto que yo también he estado) involucrado no ha resultado en los resultados que necesita el país. El debate sobre la actual política de seguridad ya está en el espacio público como parte de la agenda. Tanto periodistas, estudiantes, académicos, expertos reconocidos internacionalmente y ahora el emblemático Marcos y todo lo que él representa, se suman a la ola de rechazo que hay –aunque seamos pocos, la hay- hacia la oscurantista política pública de Felipe Calderón.
Pero, ¿y qué mas? ¿Cómo evitar que este sexenio termine con más muertes de las que se pronostica (algunos hablan de más de 75,000)? ¿Cómo pasar de las palabras a la acción? ¿Cómo dejar de ser moderados apáticos –aquellos que ven el periódico y piensan sobre lo mal que está el país pero que “alguien” debería hacer “algo” al respecto- y pasar a ser proactivos agentes de cambio? Mi respuesta a esto sería empezar a vernos más como parte de un colectivo y menos como individuos ávidos de reconocimiento. Tender hacia el protagonismo y enarbolarse en una lucha y asumirse como único representante de un sector en particular es caer en la aristocracia civil de la que tratábamos en otra entrega (Attolini, http://antonioattolini.blogspot.com/2011/02/la-aristocracia-civil-voceros-de-la.html). No debe ser así. Reconozcamos que existe la misma precaria protección por parte del Estado hacia nosotros (la élite poblacional que tiene educación, salud, vivienda, alimentación), como hacia cualquier otro (que no la tiene). De esta manera, entenderemos que nuestras acciones no deben buscar el aplauso de unos cuantos, sino de la satisfacción interior que nos dará saber que somos alguien que piensa en los mexicanos olvidados, habla por los mexicanos silenciados y vive cuando muchos mexicanos han muerto, todo en el más horizontal y gris anonimato. México no necesita héroes, necesita ciudadanos. México no necesita caudillos, necesita ciudadanos. México no merece a los gobernantes que tiene; esto es un reclamo a nosotros, los ciudadanos.
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me parece inspirador el final, y de hecho estoy contigo en la parte de la necesidad de una ciudadanía más que de puro movimiento de eltites. Así mismo agrego que el "sub- comandante marcos" se tarda mucho tiempo en expresar su opinion al sobre la lucha contra el narco; aparte de que me quedan dudas sobre lo que representa ya marcos en la actualidad, para mi como para muchos otros ciudadanos es una figura del siglo pasado, un ex combatiente retirado con logros no muy visibles.
ResponderEliminarMe parece interesante la exposición sobre tus ideas; sí bien los líderes son representantes de ciertas élites, a mi parecer son necesarios, a lo mejor por desgracia o por fortuna, para activar a los ciudadanos que tanto se necesitan.
ResponderEliminarCon respecto a los logros del movimiento zapatista (y no de Marcos), es visible si se visita las comunidades y uno observa el modo de vida autónomo de los indígenas, viviendo en una democracia participativa real, no por nada, es un modelo estudiado y admirado a nivel internacional, Chiapas para muchos es la capital política del mundo.
Lo que es cierto es que se está viviendo un momento histórico crucial para México; de las acciones que sean tomadas depende mucho el futuro de este hermoso país, es una época de unión de la ciudadanía a través de los movimientos que la representan.