¿Quién es Casandra y por qué grita?

En la mitología griega Casandra fue hija de los reyes de Troya y sacerdotisa del templo de Apolo con quien pactó, a cambio de un encuentro carnal, la concesión del don de la profecía. Sin embargo, cuando accedió a los arcanos de la adivinación, la sacerdotisa rechazó el amor del dios. Éste, viéndose traicionado, la maldijo escupiéndole en la boca: Casandra seguiría teniendo su don, pero nadie creería jamás en sus pronósticos.

Tiempo después, Casandra previó la caída de Troya y todo por lo que luchaba, pero le fue imposible prevenirlo: tal era la maldición de Apolo. Pese a su anuncio repetido e insistente de la inminente desgracia porvenir, ningún ciudadano ni sus propios padres dieron crédito a sus vaticinios.

lunes, 8 de abril de 2013

Una crítica a los que critican: El Pacto por México y la falta de representatividad


La dimensión que debe ocupar la crítica al “Pacto por México”  en términos de representatividad –o falta de ella- debe ser entendida como reducto de una  causalidad ulterior, la cual nada tiene que ver con el reclamo coyuntural que las fuerzas progresistas de este país hacen al Pacto entendida como la “ausencia de la deliberación al interior de las Cámaras” y las “negociaciones en lo oscurito”.  Esta causalidad ulterior de la que hablo se rastrea y se encuentra en la ausencia de mecanismos de revelación de preferencias inter-electorales (reelección acompañada de listas abiertas, plebiscitos, referéndum, revocación de mandato y controles patrimoniales y jurídicos como por ejemplo una Fiscalía –no Comisión- Autónoma –no descentralizada- en contra de la Corrupción –entendida como un bolsón de delitos jurídicos- que prevenga y combata la corrupción gestada en las más altas esferas del poder) lo cual hace que la representatividad política en México siga siendo nula, con o sin Pacto por México. 

Lo que realmente ha hecho aflorar el Pacto son las divisiones al interior de los militantes de los partidos políticos (principal y particularmente las del PRD). Éstos, al no encontrar reconciliadas sus legítimas inquietudes a través de procesos democráticos de deliberación al interior, recurren y encuentran todo el incentivo de explicitar y denunciar dichas diferencias al exterior, con el ánimo de segmentar su figura como militante dentro de la misma etiqueta partidista que comparte con otros. 

De existir los mecanismos de revelación de preferencias antes mencionados, se modificarían los incentivos de cooperación entre los legisladores de distintas bancadas (principalmente los que participan en partidos pequeños) los cuales dejarían de depender de la voluntad política y la negociación. Un reclamo serio por establecer un verdadero mandato de representatividad –hasta ahora ausente- no comienza por criticar al Pacto Por México, sino que éste debería ir mucho más allá puesto que el Pacto sólo reflejo de condiciones estructurales que anteceden.
El legislador crítico no piensa en esta deficiencia estructural de nuestro sistema sino en los incentivos que él tiene al interior de su partido a alinearse -o no- a cierta política, nunca tomando en cuenta al electorado que –en teoría- se dice representar. 

La debacle electoral sufrida por el Partido Acción Nacional (el cual, además, pasa de ser gobierno a ser oposición) y la infructífera lucha del Partido de la Revolución Democrática por probar que por segunda vez la elección presidencial fue amañada en contra de sus intereses son realidades que pesan fuertemente en la toma de decisiones de Madero y Zambrano, respectivamente. Para ambos, el Pacto por México es una excelente plataforma para posicionarse políticamente frente a un amplio espectro del electorado del cual podrán lucrar políticamente después. Para  Camacho, el Pacto por México es la estrategia política para implementar la agenda del Presidente de la República aprovechándose de la debilidad institucional de los partidos de oposición los cuales enfrentan mayores costos que beneficios de no alinearse. Esta estrategia es comprensible ya que las coordenadas de representación  se dan a partir de la mucha o poca presencia en medios de comunicación de los liderazgos sectoriales y a la firme convicción de éstos a monólogos ideológicos, más que a los intereses del electorado.

“El que no se mueve no sale en la foto”, ha repetido Camacho de manera pública. El Pacto por México es sólo un reflejo -y no la causa primera- de cómo los partidos políticos se mueven, sólo que sin México. 





1 comentario:

  1. Aunque las negociaciones se den tras bambalinas, quienes van a votar los van a hacer a la luz pública.

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