¿Quién es Casandra y por qué grita?

En la mitología griega Casandra fue hija de los reyes de Troya y sacerdotisa del templo de Apolo con quien pactó, a cambio de un encuentro carnal, la concesión del don de la profecía. Sin embargo, cuando accedió a los arcanos de la adivinación, la sacerdotisa rechazó el amor del dios. Éste, viéndose traicionado, la maldijo escupiéndole en la boca: Casandra seguiría teniendo su don, pero nadie creería jamás en sus pronósticos.

Tiempo después, Casandra previó la caída de Troya y todo por lo que luchaba, pero le fue imposible prevenirlo: tal era la maldición de Apolo. Pese a su anuncio repetido e insistente de la inminente desgracia porvenir, ningún ciudadano ni sus propios padres dieron crédito a sus vaticinios.

lunes, 7 de febrero de 2011

El "sospechosismo" alrededor de Carmen Aristegui

La relación laboral que existía entre MVS Radio y Carmen Aristegui ha dejado de existir. Eso es un hecho. Que MVS invocó una extraña figura llamada “código de ética” para dar cese a la relación laboral que existía entre ellos y la periodista, es un hecho. Que el Gobierno Federal buscó –y logró hacerlo- censurar a la periodista por dar una continuación periodística al suceso ocurrido  en la Cámara de Diputados el jueves pasado en donde una manta fue puesta en la tribuna del recinto parlamentario por el diputado Fernández Noroña –en donde acusaba al presidente Calderón de ser alcohólico- , es una especulación. Que la Presidencia de la República tuvo algo que ver para que MVS presionara a la periodista a dar una disculpa pública por los comentarios emitidos en su programa el viernes, es una especulación.  Ahora bien, ¿no es factible que cualquiera que analice lo expuesto anteriormente llegue a pensar, que si bien no hay una comprobada relación entre la Presidencia y el despido de Carmen Aristegui, si existe una altísima sospecha de que en verdad así sea?
El cese laboral de la periodista Carmen Aristegui por motivos que, a la luz de lo expuesto, permiten especular ampliamente sobre los porqués y los por quiénes detrás de esto, nos abre una puerta para el debate muy importante. Suponiendo sin conceder (como se dice en el argot legal) que la sospecha que gira alrededor de quién fue el artífice de este embate contra la libertad de expresión de una mexicana se disipara por completo para confirmar la intervención del Gobierno Federal, entonces no estaríamos frente a un evento aislado de lamentables consecuencias. Lo que estaríamos viendo es una práctica sistemática por parte del Gobierno Federal por anular cualquier disidencia dentro del espectro de la opinión pública, la cual buscan desesperadamente controlar. Es decir, “todo aquél que no esté conmigo, está en mi contra”. Entender a la democracia dentro de estos parámetros maniqueos y burdos nos pone a pensar en el peligro que de verdad corre la vida institucional de nuestro país. ¿Qué no era la misma técnica utilizada por los gobierno fascistas y nazis en la primera mitad del siglo XX, la de crear un enemigo en común para que, por medio de la fuerza y la coacción, el pueblo se uniera alrededor de la imagen de un único líder? ¿Qué le depara a este país si en los inicios del siglo XXI, seguimos viendo este tipo de acontecimientos que atentan contra los más esenciales fundamentos de nuestra nación?
Estos embates contra la libertad de expresión (orquestados por quién fuera sin importar si están o no basados en algún código de cualquier tipo) no deben dejarse pasar como un evento aislado más, algo par desilusionarnos más sobre el rumbo de nuestro país y esperar entonces que “alguien” o “algo” llegue para lidiar con esto. En primer lugar, debemos estar conscientes que la crítica que Carmen Aristegui profesaba cada mañana, es algo de lo que podemos ser partícipes todos y todas. Carmen hoy ha sido silenciada por los motivos que sean, pero aún quedamos nosotros. Más allá de asistir a multitudinarias protestas en contra de lo que ya sabemos que este gobierno hace –y ha venido haciendo por los últimos 10 años- debemos encontrar otra manera de resistir. ¿Cuál? La anónima y general crítica hacia las estructuras de poder que legitiman y promueven estas censuras. Desde nuestras escuelas, nuestras oficinas, desde la mesa en donde comemos con la familia, todos debemos ser partícipes de la crítica y el debate plural y horizontal, el cual hará que nuestro país camine por sendas que hemos dejado para inadvertidas.
Mañana, y siempre, exijamos a todos aquellos que detentan algún puesto de autoridad el imperio de los derechos fundamentales por sobre todas las cosas. No porque todos lo hagan está bien; no porque nadie lo haga está mal. La crítica, ejercida desde este campo plural, anónimo y horizontal, puede mover más pies y llegar a más cabezas que los gritos y las protestas (legítimas y necesarias en algunos casos) de los ciudadanos indignados hoy.
Gritos de Casandra: no porque nadie los escuche, dejan de ser menos verdaderos. Ahora más que nunca, la voz de los ciudadanos críticos debe ser escuchada en todos los diferentes ámbitos en los que se desarrollan.
Pido al lector haga un ejercicio de reflexión personal y piense sobre el siguiente corolario: basta con hacer notar la vergonzante “política” –si es que puede ser llamada así- exterior con la que se ha aislado aún más a México de acuerdos regionales a falta de liderazgo, la más cínica y perversa retórica oficialista estilada y presentada a manera de cuento infantil con la que los funcionarios se dirigen a nosotros los ciudadanos, la gala que los gobiernos panistas han hecho de su sensibilidad social –estimable sólo con la de una oruga, en materia de derechos humanos (desde los indígenas violados y asesinados en San Salvador Atenco, hasta el último muerto del último enfrentamiento entre “sicarios” y “fuerzas del orden” para terminar con la censura a periodistas y miembros de la sociedad civil) para sospechar gravemente de que algo en México no está bien.

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