A la par del PRI, del PAN y del
PRD, en el espectro político de nuestro sistema de partidos existen tres casos
muy particulares los cuales contribuyen -como ningún otro- a pensar a México
dentro de coordenadas surrealistas:
1) Tenemos
un partido apoya la pena de muerte (el Partido Verde);
2) Un
partido que considera a Corea del Norte como referente político del siglo XXI
(el Partido del trabajo);
3) Y
un partido liberal que tiene como fundadora a Elba Esther Gordillo, hoy
investigada por lavado de dinero y delincuencia organizada (el Partido Nueva
Alianza).
Empecemos pues, el Partido Verde.
Dentro de la actual coyuntura
política nacional, sólo el Partido Verde –dentro de los tres anteriormente
mencionados- forma parte del Pacto por México. Esto se entiende al reconocer
que el Partido Verde, junto con el PRI, forma parte de la actual coalición de
partidos en el gobierno. En los mismos términos electorales, hoy el Partido
Verde cuenta con su primera gubernatura en el Estado de Chiapas así como con 7
senadores y 28 diputados.
Este despunte electoral no hace a
un lado el hecho de que académicos como Raúl Trejo Delarbre y Sergio Aguayo
hayan catalogado al Partido Verde como “un partido berlusconiano de corte
fascista” y que “de verde sólo tiene el color”, criticando la falta de
políticas públicas relacionadas con el medio ambiente. Como ejemplo, en 1998,
en una entrevista con Katia D'Artigues, Jorge Emlio González –el llamado Niño
Verde- confundió la composta con la separación de basura y aseguró que el sí
llevaba una vida ecológica, pues siempre que veía un grillo en su casa lo
sacaba al jardín.
No sólo no es ambiental, sino que
tampoco es “verde” ya que el Partido Verde fue expulsado de la organización Global
Verde de partidos por impulsar la pena capital para secuestradores y asesinos.
No hace falta mencionar que dicha propuesta se encuentra abolida en la
Constitución mexicana y prohibida en los tratados internacionales que México ha
suscrito.
Sigamos
ahora, el Partido del Trabajo.
El Partido del Trabajo explica su
génesis como partido político de la siguiente manera:
“Ante la necesidad de crear una
nueva alternativa política que respondiera a los intereses de la mayoría de los
ciudadanos y ciudadanas, se inicia la construcción del Partido del Trabajo a
partir de la coordinación de varias organizaciones sociales como: Comités de
Defensa Popular de Chihuahua y Durango; Frente Popular de Lucha de Zacatecas y
el Frente Popular "Tierra y Libertad" de Monterrey.
El Partido del Trabajo recibió
notoriedad la legislatura pasada al contar con el diputado Gerardo Fernández
Noroña entre sus filas.
Ahora bien, es de notar que
aunque el Partido del Trabajo se auto identifique como un partido “del pueblo y
para el pueblo, democrático, popular, independiente y antiimperialista” (algo
que lo distingue de todos los otros partidos en México) algunos de sus miembros
han incurrido en las mismas prácticas corruptas que sus pares.
En 2004, siendo senador, González
Yáñez logró que se firmara un convenio entre el Gobierno de Durango con el
sistema CADI (Centro de Atención y Desarrollo Infantil) para que le fueran transferidos
recursos públicos aprobados en la Cámara de Diputados para dicho programa, el
cual es administrado por militantes de dicho partido. Estas escuelas no cuentan
con el reconocimiento oficial de la SEP y no están regularizadas en los
términos que exige la ley.
El apoyo del gobierno del Estado
de Durango comenzó con 2 millones de pesos, pero en 2012 los recursos
transferidos a los CADIs ascendieron a 64 millones, y para el 2012 serán de 115
millones de pesos.
Actualmente el Partido del
Trabajo cuenta con 19 diputados federales y 4 senadores. Importante como puede
ser, el Partido del Trabajo se destaca por –y cito- “ sentir gran admiración
por las grandes hazañas de Kim Jong Un, quien decididamente ha frustrado los
movimientos de las fuerzas aliadas imperialistas para aislar y suprimir a la
República Democrática y Popular de Corea y dirigir al Partido de los
Trabajadores de Corea y a los norcoreanos solo a la victoria y a la gloria”
¿Y con que se come la gloria y la
victoria, se preguntan los norcoreanos en hambruna crónica?
Terminamos con Nueva Alianza.
El Partido Nueva Alianza se
define a sí mismo como “una organización política liberal (el único partido en
México que adopta esta bandera, cabe resaltar) al servicio de las causas
sociales de México; que tiene a la persona y su vida digna como eje de acción
política, a la educación como motor de transformación social y al progreso como
sus principales ideales”.
Sin embargo, comúnmente el
Partido Nueva Alianza es automáticamente ligado con la corrupción del Sindicato
más grande y poco transparente de México. El respaldo formal y directo que ha recibido
por parte de la ahora investigada fundadora –y hasta hace poco- lideresa del
SNTE es un foco rojo en la integridad política del partido.
Cabe resaltar que el actual dirigente nacional del partido
Nueva Alianza,
Luis Castro ha afirmado que todos
los
recursos erogados por su
partido han sido lícitos y plenamente justificados, tal como ha quedado
confirmado con el
dictamen de la fiscalización
de su candidato presidencial por parte del Instituto Federal Electoral en el
pasado proceso.
Pues claro, ningún partido acepta
abiertamente tener involucrados casos de corrupción. Obvio.
Los partidos políticos no tienen
y no se vislumbra para cuándo tendrán los controles patrimoniales, jurídicos y
sociales que prevenga y erradique la actual corrupción política de alto nivel.
Mientras los partidos no “aten al mástil” (haciendo analogía a Ulises y las
sirenas) ante los posibles casos de corrupción que puedan suceder en un futuro.
Todo lo demás es un choro
mareador.
(texto utilizado en la cápsula introductoria del programa “Sin
Filtro” en Foro Tv el día 21 de abril).